martes, 7 de octubre de 2008

Un resfrío que no te suelta!

TP 8 "cronica del BAFICI"
Uno siempre espera “algo” al sentarse en una butaca. Pagas, te sentás y como un veredicto insoslayable decimos a unísono casi inconciente en la sala: “A ver, sorpréndeme”. Puede haber discusiones varias y vanas sobre como se valoriza un festival internacional de cine independiente. Se lo puede valorizar por diferentes enfoques, por ejemplo, desde una óptica cuantitativa: 427 Films son los que integran la programación completa del BAFICI, 60 son películas argentinas (37 largos y 23 cortos), 13 días de películas donde se distribuirán 900 funciones en 9 salas a lo largo de la ciudad de buenos aires. Desde otro enfoque, cualitativamente, digamos que se cumplen 10 años del festival internacional ininterrumpidos, hay cine de ficción, documentales, recitales, proyecciones al aire libre, charlas, debates especiales etc. Pero nada de estas cosas ayudan cuando uno va, hace la cola, selecciona casi a dedo una película, se sienta en una butaca y sentencia: “a ver, sorpréndeme”. En ese momento todo ese edificio de valorizaciones racionales se mantendrá o se destruirá por el acto de “ver” una película.De “Resfriada” dirigida por Gonzalo Castro no hay nada que esperar en los 96` minutos que dura la proyección, no hay una historia que presente, no se parece a un película ni mucho menos a un documental. Nada es lo que me traje al salir de la sala con ese aire de vacío sordo que parece ser la primera impresión que cuenta (solo la primera impresión). Los aplausos se escucharon solamente en la presentación de la película, porque siempre se aplaude a “alguien” que presenta “algo”, formalidades, diría, aunque aquellos aplausos duro lo que dura cuando se escucha unas cuantas palmas golpeándose de unas tantas manos de amigos y allegados. Me senté con dos amigas esperando que suceda “algo”, como dije, ya que es “algo” que uno tiene ganas de ver, y más cuando se quiere olvidar de todo el humo de la ciudad por aquel día. ¡Stop!, acá, entra lo importante: un festival de cine internacional se valoriza partiendo siempre de sus películas, aquí esta el germen de la valorización, lo demás, es lo demás. Contextos. Descubrir películas como “resfriada” es como el mismo resfrío: te sorprende, penetra y no te suelta. Lo sorprendente es que siempre se esta esperando “algo” que suceda y ese “algo” nunca llega. No hay nada que contar parece la intención del director solo se cuenta un conjunto de situaciones o quizás ni eso se puede llegar a decir: una chica que es traductora de alemán esta triste porque se separo de su novia, un joven que esta en frente de una pequeña editorial le da consejos al joven que esta misma se los pide. El editor intenta resolver problemas con la editorial con su socio, el socio resulta ser el hermano de la chica donde mantienen diálogos referidos a reproches familiares.Situaciones. Es la cámara que entra en complicidad con el espectador puesta en planos largos en que vemos a personajes que se nos parecen tanto a nosotros mismos que a la interpretación de esos bueno actores. Existe magnetismo en los diálogos, por eso la película no te suelta. Te atrapa y uno no se da cuenta porque se quedo para ver hasta el final. Desentrañar todo el largometraje el lo que cuenta. No hay música. No hay mensaje que nos deje. No hay nada. Porque hay que desentrañar, ahí si encuentra el sentido fílmico como la cotidianidad de cada uno: lo cotidiano en nosotros nunca tiene valor solamente toma sentido nuestra cotidianidad cuando se desentraña desde la nada (o lo que parece ser nada) aunque esta ahí y nos haya atrapado 96 minutos de película.

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