jueves, 13 de noviembre de 2008

Estacion Central

“¿Que hay detrás de los huesos?”: seguramente un alma encarcelada. Tanto aturdimiento sordo de la cotidianidad encierra en barrotes óseos nuestra alma. Así presenta Estación Central su historia: un Brasil atestado de gente, hordas perfectamente desconocidas que los juntan días tras días en una estación de trenes del Brasil. Repregunto sobre el cuestionamiento primario: ¿Qué ha detrás de tanta gente? ¿Un alma muda no ya encerrada por barrotes óseos sino muda de tanto ruido urbano? Y sumo la apuesta a estas preguntas fundadas en la mera observación de estar parado por medio minuto entre miles de gente en una estación central: ¿Qué hay de tras de los días cotidianos?

Donde no hay historias solo se puede encontrar desencuentros en masa. Pero es ahí donde los días de agobio, el individualismo, el egoísmo y la soledad nos puede mostrar que detrás de nuestra cotidianidad se puede vivir y hallar una historia, o mejor, se puede germinar desde una situación egoísta una historia que pueda vivir y alumbrar los llanos oscuros de nuestros destierros espirituales; y es en esos llanos donde siempre nos perdemos. Estación Central muestra esta segunda opción (las segunda opciones son validas aunque sea para reconocer el error de no haber elegido la primera). Dora es el resumen perfecto de esta humana individualidad. Dora es una antigua maestra que se gana la vida escribiendo las cartas que le dictan las personas analfabetas que llegan hasta ella. En ella se representa toda la cotidianidad que miles y miles de personas tejen en una sociedad que cada vez se desconocen. Desde una situación parte la historia y se rearma para producir esos extraños viajes que el alma humana emprende en busca de un cuerpo racionalmente perdido. Josue es la metáfora perfecta de que en los viajes siempre llegaremos a encontrar aquel desconocido lugar que nos pueda abrir una rendija de esperanza en nuestra alma solitaria.

Estación Central es un viaje, es un encuentro, es romper la cotidianidad, es llorar de extrañeza. Nos habla desde la búsqueda de ambos personajes centrales del Films. Personajes enajenados que no remiten a otra cosa más que encontrar su propia identidad. Y la identidad, rara o no, pude hallarse al final de nuestros días (como en Dora) o en los primeros años de vida (Josue). A veces esos viajes suelen empezar en una estación central atestada de gente donde se rompe los esquematismos cotidianos. Dora y Josue viajan. Buscan. Un viaje al co-relato de hallar solamente la propia soledad en la estuvieron sumergidos ambos protagonistas.

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